Hacerlo diferente: Ataduras invisibles del corazón
Hoy desperté con un fuego cargado de frustración y confusión.
Una pregunta rondaba mi cabeza sin parar, incluso mientras estaba en el gimnasio:
“¿Qué significa hacerlo diferente?”
¿Cómo puedo saber si realmente estoy cambiando mis patrones de conducta y no repitiendo las mismas lealtades familiares?
¿Cómo puedo pedir desde el amor lo que merezco, sin miedo ni vergüenza?
Sentía ese fuego en todo mi cuerpo. Mi mente estaba tomada por pensamientos que iban y venían:
en un momento creía que era mi vieja lealtad familiar condenándome a terminar sola,
y en otro sentía que simplemente mis ojos ya estaban abiertos y que ya no podía aceptar menos de lo que mi corazón sabe que merece.
Yo soy una mujer dulce, sí.
Pero también conozco mi sombra: esa parte de mí que quiere salir corriendo de lugares, personas y situaciones donde no me siento valorada, escuchada o incluida. Y claro, la relación de pareja no podía ser la excepción.
Ese día mi cabeza explotó y le dije a mi esposo:
“Tengo que hablar contigo. Déjame contarte cómo me siento y las palabras que están rondando mi cabeza…”
Entre lágrimas, enojo y dolor, mi corazón se abrió y le confesé:
“Quiero ser devota a ti, pero también quiero tu devoción. Quiero que esta relación sea de los dos y no por separado. Quizás tenía miedo de decirte esto porque antes no creía que lo merecía, pero ahora sé que es lo que mi corazón desea”.
Algo dentro de mí se transformó.
Mis lágrimas siguieron saliendo, pero ya no desde el enojo, sino desde la humildad de reconocer que a veces no tengo idea de qué hacer, de cómo sentir, o si lo que siento está bien o mal.
Y en ese instante sentí como si mágicamente los linajes de mi esposo y los míos estuvieran allí, presentes, acompañándonos.
Fue como si pudiera decirles:
“Por favor, vean con buenos ojos que lo hagamos diferente.
Permitan que el amor y la comunicación reinen sobre nuestro hogar.
Permítannos crecer y formar nuestra propia familia, con todo lo que conlleva la unión del amor, la salud, el dinero y el éxito.”
Porque sí, a veces es difícil entender lo que sentimos, pero quiero decirte esto: no estás sola. Tus linajes están contigo.
Yo aprendí a hablar, a pedir, a llorar y a entregar lo que no me pertenece. Y tú también puedes.
Ejercicio: “Dejar ir para hacerlo diferente”
Para esos momentos en que las emociones te consumen, te comparto este sencillo ejercicio:
1️⃣ Respira profundo.
Toma 3 respiraciones profundas por la nariz y exhala por la boca. Con cada exhalación, siente cómo tu cuerpo se relaja más y más.
2️⃣ Cierra los ojos e imagina.
Visualiza esa situación que te duele. Ponle un color, una forma, identifica en qué parte del cuerpo se siente.
3️⃣ Lleva tu linaje contigo.
Imagina a tus padres detrás de ti. Pregúntate: “¿A quién le pertenece esta emoción?”
Visualiza que tomas esa emoción y la pasas suavemente hacia atrás, devolviéndola a donde corresponde, hasta que tu cuerpo sienta paz.
4️⃣ Agradece y suelta.
Repite en tu interior:
“Gracias por la vida. Cuido mi vida como lo más sagrado que tengo.
Por favor, vean con buenos ojos que pueda hacerlo diferente”.
Respira, siente y permanece ahí unos segundos más.
No tienes que hacerlo sola.
Sanar es más fácil cuando alguien te acompaña.
Tú te mereces una vida en paz, con resoluciones emocionales más rápidas.
💌 Si necesitas acompañamiento, yo puedo ayudarte:
📞 415-577-8978
🌐 www.nayelin.com